Declarado Conjunto Histórico Artístico en 1998, formado por numerosos edificios y casas señoriales de los siglos XVI al XVIII, construidos en piedra y adobe, con balconadas de madera.
Pasarón de la Vera está rodeado de un entorno natural privilegiado, con la Sierra de Gredos al norte y la Sierra de Tormantos al sur. El municipio cuenta con numerosas rutas de senderismo y bicicleta de montaña, que permiten disfrutar de la naturaleza y el paisaje.
La Iglesia Parroquial de El Salvador, un templo del siglo XVI con elementos góticos y renacentistas. El Palacio de los Condes de Osorno, un edificio renacentista del siglo XVI que fue residencia de esta noble familia, se caracteriza por tener elementos netamente italianos, otros de la tradición constructiva extremeña y del arte mudéjar. La Plaza de España, una plaza porticada donde se encuentra el Ayuntamiento, un edificio de arquitectura popular con soportal de madera.

En el corazón de la comarca de La Vera, se encuentra un pueblo que alberga una de las tradiciones más sobrecogedoras y singulares de la Semana Santa española: Los Empalaos de Valverde de la Vera. Una manifestación de fervor religioso y penitencia que se remonta a finales del siglo XVI y que ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico de Extremadura.
La noche del Jueves Santo, a las doce de la madrugada comienza el ritual de Los Empalaos, sin procesión y bajo una "manda" o promesa, ataviados con un timón de arado sobre sus hombros desnudos, que se sujeta a sus brazos con sogas de esparto y una enagua de la cintura para abajo, de los brazos cuelgan almohadones finamente bordados.
La cara se la cubren con un velo blanco, preservando su anonimato e intimidad y una corona de espino en la cabeza. Los penitentes recorren las calles del pueblo descalzos y en silencio.

El agua ha esculpido el paisaje de la Vera a lo largo de milenios, creando gargantas, cascadas cristalinas y pozas naturales vida para una gran variedad de especies animales y vegetales.
En sus ríos y gargantas habitan nutrias, truchas, mirlos acuáticos y una gran diversidad de aves acuáticas. El agua ha sido testigo y protagonista de la historia y la cultura de la Vera.
Sus pueblos, construidos a orillas de ríos y manantiales, han sabido aprovechar sus recursos hídricos para el desarrollo de la agricultura, la ganadería y la artesanía. El agua también ha dado origen a numerosas tradiciones y leyendas, que forman parte del patrimonio inmaterial de la región. Pasando Losar de la Vera, se llega a la Garganta de los Cuartos, en Madrigal de la Vera se encuentra la Garganta de alardos, en Pasarón de la Vera, la garganta La Desesperá, en Jarandilla la garganta Jaranda y en Villanueva de la Vera, La Chorreda del Diablo.

Garganta la Olla está rodeada de un entorno natural privilegiado. El pueblo se encuentra enclavado en la Sierra de Tormantos, una estribación de la Sierra de Gredos, y está bañado por numerosas gargantas y arroyos.
La Garganta Mayor, compuesta por tres Charcos: Las Pilatillas de Arriba, es uno de los más bonitos, la erosión del agua ha formado varias pozas y con las diferenctes alturas, una cascada preciosa. Las Pilatillas de Abajo que forma una poza de unos 20 metros de longitud. El Calderón, formado por una cascada y dos pocitas. Dada su situación geográfica con sus cascadas y pozas naturales, es uno de los lugares más emblemáticos de la zona. El Charco La Valentina es bastante llano y sombrío poco profundo y con aguas cristalinas.
Recorremos su Conjunto Histórico con algunos ejemplos como la Plaza de la Constitución, rodeada de casas tradicionales con sabor a historia, engalanadas con balcones floridos, el suelo empedrado y el encanto de la arquitectura popular, la fuente de caños, cuyas aguas cristalinas y potables vierten su frescura a un pilón.
La Ermita del Humilladero, una joya del siglo XVI construida en mampostería y sillería, su estructura sólida y austera nos habla de tiempos de fe y recogimiento, invitándonos a la reflexión y la contemplación. La Iglesia de San Lorenzo Mártir, otro tesoro del siglo XVI, se alza majestuosa con su campanario que domina el horizonte, su interior alberga un órgano barroco.
Otro punto de interés es el Barrio la Huerta de arquitectura popular de gran belleza porque guarda su homogeneidad en cuanto a la arquitectura de las casas, conservando en su restauración los modelos tradicionales y los materiales, adobe en la fachada, con madera en los balcones o salientes, piedra y madera en construcciones y soportales. A este barrio también le llaman Barrio Judío porque hubo comunidades de judíos hasta su expulsión.

Es uno de los pueblos con más encanto de la comarca de La Vera, conocido por su bien conservada arquitectura popular de entramado de madera arquitectura popular basadas en el entramado de la madera, y materiales locales como adobe y piedra, sus balcones adornados como plantas y flores, también tienen la función de secadero de melocotones, higos, uvas, y las ristras de pimientos.
La gastronomía también es un punto fuerte, con platos típicos como las migas extremeñas, el cabrito asado, el cochinillo, aderezado con pimentón de La Vera. De postre, perrunillas, floretas, roscas... Un destino perfecto para quienes buscan naturaleza, cultura y tradición.
Declarado Conjunto Histórico-Artístico reconocimiento que pone en valor su Arquitectura Popular, alberga joyas arquitectónicas como a Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Concepción, del siglo XVI, destaca por su construcción en mampostería y sillería. Las ruinas de la antigua Iglesia Parroquial de los Santos Justo y Pastor nos hablan de un pasado más remoto. Por último, la ermita de San Antón del siglo XVI, presenta un diseño sencillo, con un pórtico adintelado sostenido por columnas toscanas.
En carnaval hay un protagonista indiscutible: El Peropalo. Un muñeco o un pelele de paja de tamaño natural vestido de negro y con un pañuelo blanco al cuello. La mañana del domingo el peropalo es paseado por distintas calles hasta llegar a la plaza donde es colgado hasta el día siguiente que se anuncia su sentencia: es manteado y quemado, excepto la cabeza de madera, que se conserva de año en año. En este ritual participa todo el pueblo.
Su origen es incierto, pero se cree que podría estar relacionado con antiguos rituales agrarios de fertilidad o representación de personajes populares.